martes, 17 de mayo de 2011

LA DIFÍCIL TAREA DE DISCIPLINAR


Por: Dra. Veruzka Padilla/ Las discusiones sanas entre mi pareja y yo sobre cómo ponernos de acuerdo en la mejor manera de implementar reglas con respecto a la crianza de “nuestros hijos” siempre terminan en opiniones diferentes con respecto al tema, pues cuando yo decido ser flexible ante una situación, la otra parte se muestra extremadamente radical o viceversa. En fin, educar no es fácil y es que no tenemos un manual que nos diga cómo  seguir unos pasos del uno al diez y que al finalizar nos permita obtener con éxito lo esperado. Qué difícil puede resultar esta tarea...
Como han sido muchas las circunstancias que han pasado a raíz de situaciones muy íntimas de nuestra familia y nuestra manera de educar, decidí indagar y conocer a través de las experiencias de otros para sacar una conclusión y descifrar qué tanto estamos fallando y delinear cuáles son nuestras fortalezas y debilidades. Así que concluí de la siguiente forma después de escuchar con mucha paciencia las experiencias de mis conocidos y pacientes: Fácil no es, pues nuestra conducta puede ejercer una influencia perjudicial sobre los hijos, tanto por los excesos, por la ausencia, la carencia afectiva o por lo contrario la actitud sobreprotectora.
Así pues, clasifiqué de la siguiente manera después de analizar cada situación escuchada:
  • LOS AMARGADOS: quieren dominar a sus hijos consciente o inconscientemente, son sumamente autoritarios, vigilantes y amantes de la perfección… QUÉ ABURRIDO!!!.HAY QUE DEJAR RESPIRAR A ESOS MUCHACHOS. 
  • LOS PERMISIVOS: el colmo de la poca autoridad y liderazgo, pues son incapaces de disciplinar a sus hijos, parece que el NO es inexistente en su vocabulario, se excusan con que todo hay que hablarlo y excusan constantemente su mal comportamiento, como resultado son los hijos los que mandan en casa… EL PONER LÍMITES ANTE CIERTAS SITUACIONES LOGRARÁ QUE LOS HIJOS DESARROLLEN EL VALOR DEL RESPETO. 
  • LOS SOBREPROTECTORES: se convierten en la sombra de los hijos evitando cualquier tipo de sufrimiento, quieren que permanezcan en una burbuja donde todo es maravilloso y bello, hacen las cosas por ellos  y esto no les permite crecer ni desarrollarse sanamente, y terminarán siendo personas inseguras y buscarán la constante aprobación de los demás… HAY QUE DEJAR QUE LOS NIÑOS APRENDAN DE SUS PROPIAS EXPERIENCIAS Y MADUREN, QUE SEAN INDEPENDIENTES Y PUEDAN TOMAR DECISIONES Y RESOLVER. 
  • LOS ANSIOSOS: los que dan cierta libertad pero en el fondo viven con la angustia de que algo pasará y están casi al punto de correr esperando tan sólo el primer grito de auxilio de los hijos. Si caen, saldrán corriendo a auxiliarlos y a decirles que ellos sabían que algo malo pasaría… ESTA ACTITUD FORMARÁ ADULTOS ANSIOSOS, ALARMISTAS Y EXAGERADOS ANTE LAS SITUACIONES. 
  • LOS CELOSOS: son posesivos por miedo de perderlos. Tienen desconfianza de todo el mundo, los vigilan, espían y hace miles de preguntas. Los extrañan por tan solo desprenderse de ellos unas horas, quieren tenerlos con ellos las 24 horas del día…EN UN FUTURO CUANDO CONSIGAN PAREJA, POSIBLEMENTE TENDRÁN UNA RELACION PROBLEMÁTICA Y COMPETITIVA. LA PAREJA NUNCA SUPERARÁ EL COLMO DE LA PERFECCIÓN DE LOS PADRES.
El equilibrio justo tendrá que ser encontrado aunque se nos pase la vida en ello y los hijos crezcan y aun continuemos con la misma discusión y repitiendo la frase POR CULPA TUYA ES QUE ESE MUCHACHO (a) ES ASÍ!!!.

Entonces mis sugerencias sobre este aprendizaje son:
  • Tener presentes que los hijos están en un proceso de aprendizaje y debemos dar el mejor ejemplo posible para que ellos imiten los buenos hábitos que podamos transmitir. 
  • Mostrar autoridad sobre ciertas situaciones e implementar límites con temple ante las reglas establecidas dentro de la casa sin agresividad pero con don de mando. 
  • Dar a conocer las realidades por más crudas que sean y hacerlos inmunes ante una sociedad que no es tan bella y perfecta como desearíamos. 
  • Esperar con paciencia, prudencia y reserva ante las situaciones vividas de los hijos para que aprendan de sus propios errores. 
  • Dejarlos ser libres, tal como un papagayo agarrado del pabilo, que al verlo que se aleja y se distancia de lo seguro, lo halamos y vuelve al rumbo correcto.
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