Por: Veruzka Padilla - Psicologa/ Los embarazos en adolescentes pueden causar serias consecuencias no sólo para las madres sino para los bebés, por ello hay que trabajar unidos para fortalecer la comunicación sobre la educación sexual desde temprana edad, tal cual se hablaría de cómo sentarse a la mesa, la manera adecuada de hablar, sin pena ni prejuicios, como si el sexo fuese algo malo o pecado.
La mayoría de los jóvenes desconoce los métodos anticonceptivos y no tiene idea sobre lo que es la planificación familiar, pues los padres aún sienten temor y consideran tabú hablar acerca de la sexualidad, ya que muchos de ellos concibieron a sus hijos bajo esa ignorancia.
La joven adolescente aún en la formación y crecimiento de su cuerpo es claro que no está preparada para dar vida a otro ser, por eso las complicaciones suelen presentarse y es muy común la hipertensión y partos prematuros; suelen padecer anemia, preeclampsia y complicaciones en el part, lo que aumenta la mortalidad infantil, además podría nacer el bebé con malformaciones congénitas, problemas de desarrollo, bajo peso, retraso mental, ceguera, epilepsia o parálisis facial. Muchas adolescentes no controlan su embarazo porque lo ocultan, les da vergüenza o creen que no es necesario.
IMPACTO PSICOLÓGICO: Más allá de la salud física, existe otro factor de gran relevancia como es el factor mental ya que debe enfrentarse a cambios en su estilo de vida. La niña es ahora una mujer con múltiples responsabilidades, pues ahora no debe cuidarse ella misma sino a un bebé, y si comienza una vida en pareja, deberá encargarse de su nueva familia, las críticas de la familiares, enfrentar la difícil situación económica… Muchas cosas a la vez, cambios que ni un adulto muchas veces sabe enfrentar.
Estos embarazos son difíciles de aceptar, y afectan la salud integral tanto de los padres adolescentes (generalmente la joven tiene que cargar sola con su maternidad, pues el joven en la mayoría de las ocasiones escapa de su responsabilidad antes del nacimiento del bebé o a los pocos meses de haber nacido), como de familiares y la sociedad. No obstante, los embarazos prematuros se pueden prevenir fortaleciendo estrategias que moldeen la personalidad de los jóvenes, hablando con confianza, sin pena ni vergüenza.
Toda familia debe mantener una comunicación abierta sobre la sexualidad, se debe ayudar a los jóvenes a conocerse a sí mismos, a tomar decisiones, a manejar emociones, tensiones e incentivarlos a crear proyectos de vida, crearles valores de lealtad, fidelidad, compromiso y responsabilidad.